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sábado, abril 5, 2025

Reino Unido y su papel clave en la política internacional ante la incertidumbre global.

En un mundo donde los equilibrios de poder cambian rápidamente, el Reino Unido se encuentra en una posición clave para intentar unificar una política europea con respecto a la guerra en Ucrania.

Con la Unión Europea fragmentada, el avance de la ultraderecha en el continente y la postura impredecible de Donald Trump, el primer ministro británico, Keir Starmer, busca mantener un rol de liderazgo en la escena internacional.

El desafío de Starmer en su relación con Trump

El líder laborista enfrentará uno de sus mayores retos en política exterior cuando se reúna con Trump en Estados Unidos.

La llamada «relación especial» entre ambos países ha sido una carta histórica que Reino Unido ha jugado en diferentes momentos críticos, pero en esta ocasión, Starmer se encuentra con un escenario más complejo.

Con la OTAN en el centro de las discusiones y el futuro de la guerra en Ucrania en manos de decisiones cada vez más polarizadas, Starmer apelará a la historia y la alianza estratégica entre ambas naciones para evitar que el Reino Unido quede al margen de las negociaciones clave.

Los movimientos estratégicos del Reino Unido

Antes de su encuentro con Trump, Starmer anunció en el Parlamento un aumento en el gasto en defensa, comprometiéndose a alcanzar el 2,5% del PBI para 2027, con la posibilidad de elevarlo al 3% si es reelecto.

Esta medida busca responder a las exigencias de Trump, quien ha presionado a los miembros de la OTAN para que incrementen su inversión en defensa.

Sin embargo, este anuncio tiene un doble filo: por un lado, el Reino Unido intenta mantenerse como un aliado confiable dentro de la OTAN, pero por otro, muestra su limitada capacidad de maniobra ante las exigencias estadounidenses.

Trump, Putin y la incertidumbre sobre Ucrania

La política exterior británica se enfrenta a una gran incertidumbre con las declaraciones cambiantes de Trump sobre la guerra en Ucrania.

Mientras que en un momento sugirió que Putin apoyaría la presencia de tropas europeas en Ucrania para garantizar un acuerdo de paz, días después su discurso cambió por completo.

Esto refleja una falta de claridad en la estrategia de Trump, lo que complica aún más la posición del Reino Unido y el resto de Europa.

A pesar de que el gobierno británico ha mantenido una postura firme de apoyo a Volodymyr Zelenski, el futuro de este respaldo dependerá de cómo evolucionen las relaciones entre Estados Unidos y Rusia.

El dilema europeo y la posición británica

Mientras que la Unión Europea atraviesa un momento de crisis con divisiones internas y el crecimiento de fuerzas ultraderechistas, el Reino Unido intenta actuar como un puente entre Europa y Estados Unidos.

Sin embargo, esta estrategia es arriesgada, ya que Trump ha demostrado desinterés por las alianzas multilaterales y ha privilegiado acuerdos bilaterales basados en su visión de «América Primero».

El Reino Unido ya no forma parte de la UE, lo que lo deja en una posición ambigua: por un lado, busca recuperar influencia en la política europea, pero por otro, ya no tiene el mismo peso en las decisiones del bloque.

Una estrategia basada en el ego de Trump

Varios diplomáticos británicos han señalado que la mejor táctica que puede emplear Starmer en su reunión con Trump es apelar a su deseo de pasar a la historia como el líder que logró la paz en Ucrania.

Según Kim Darroch, ex embajador británico en Estados Unidos, la clave está en convencer a Trump de que si su acuerdo con Putin no es justo, será recordado negativamente en la historia.

Esta estrategia de seducción y retórica es una de las pocas opciones con las que cuenta Starmer para influir en la postura estadounidense.

El rol del Reino Unido en un mundo en cambio

Más allá de las reuniones diplomáticas y las promesas de gasto en defensa, el Reino Unido enfrenta un desafío crucial: definir su papel en el nuevo orden mundial.

La guerra en Ucrania, la relación con Estados Unidos y el futuro de la OTAN son temas que marcarán el destino de la política exterior británica en los próximos años.

El gran interrogante es si el Reino Unido logrará mantener su influencia en la política global o si quedará relegado a un papel secundario en las decisiones que definirán el futuro de Europa y el mundo.

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